En esta entrada os vamos a hablar de los tipos de tratamientos utilizados para pacientes con esquizofrenia.
En los pacientes con esta enfermedad normalmente, el tratamiento final consiste en una combinación de tratamientos farmacológicos y de la psicoterapia. Los primeros son necesarios para reducir los síntomas de la enfermedad y los segundos para ayudar a la persona enferma a comprender la esquizofrenia y a cómo sobrellevarla, mejorando su conducta social y su reintegración en la sociedad.
Es muy importante diagnosticar la esquizofrenia lo antes posible para empezar pronto el tratamiento. Cuando antes reciba el paciente su tratamiento mejores serán las respuestas positivas a este, yotanto mejores las posibilidades de que recupere sus niveles de funcionalidad anteriores.
Si la esquizofrenia no se trata adecuadamente, esta puede empeorar rápidamente hasta un nivel en el que el afectado necesite hospitalizaciones frecuentes.
En la actualidad sabemos que si se sigue un tratamiento farmacológico eficaz se pueden controlar los síntomas y conseguir una estabilidad para el paciente. Los antipsíquicos son medicamentos que protegen al cerebro frente al desequilibrio químico que se produce en él, normaliza las funciones cerebrales que se encuentran alteradas y previene las recaídas del Sistema Nervioso Central. En la actualidad existe una gran variedad de este tipo de medicamentos. Lo que los médicos intentan hacer es conseguir la dosis óptima de uno de ellos que a cada persona individualmente le produzca una mayor mejoría con un menor número de efectos secundarios. Dentro de los antipsicóticos hay dos grandes grupos, los nuevos llamados antipsicóticos atípicos y los antipsicóticos convencionales, los que se han estado utilizando desde hace años.
Este tratamiento sólo puede funcionar si se cumple como se recomienda. Es común que las personas con esquizofrenia encuentren difícil seguir el tratamiento, y como resultado, el 74% de las personas con esquizofrenia abandona el tratamiento farmacológico en tan sólo 1 año y medio. Interrumpir o tomar de modo irregular el tratamiento farmacológico aumenta el riesgo de sufrir recaídas. La mayoría de los pacientes, 8 de cada 10, presenta una recaída de la enfermedad entre los 6 meses y 2 años tras abandonar la mediación antipsicótica.
La psicoterapia consiste en tratar los trastornos emocionales y mentales mediante la utilización de medios verbales. El hecho de compartir las experiencias propias con una persona capacitada y que muestra empatía puede, y suele, ayudar a la persona que sufre esquizofrenia a entenderse mejor a sí misma y a descubrir formas de tratar su afección.
Las consecuencias de las recaídas en la esquizofrenia pueden ser bastante serias: falta de independencia, pérdida de control y perdida de capacidades, entre otras. Además, las recaídas sucesivas suelen ser cada vez más graves y precisan más tiempo para su mejoría. Por esta razón las investigaciones de estos últimos años han sido enfocadas en desarrollar fármacos que pertenecen a la categoría de antipsicóticos atípicos con una acción más prolongada. Haciendo que el tratamiento sea más fácil de seguir y más cómodo para los pacientes esquizofrénicos para los pacientes.
Además de estos dos tratamientos encontramos otros como: la educación familiar para hacer que el paciente se sienta más cómodo en el ambiente familiar, la terapia de grupo para que vea que no es la única persona con esta enfermedad y que se puede vivir con ella si se sigue el tratamiento y por último la terapia electroconvulsiva.
Está última es un procedimiento llevado a cabo con anestesia general y que consiste en pasar pequeñas corrientes eléctricas a través del cerebro, para desencadenar una convulsión breve de manera intencional. La terapia electroconvulsiva provoca cambios en la neuroquímica cerebral que pueden revertir rápidamente los síntomas de algunas enfermedades mentales entre las que encontramos la esquizofrenia.
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